Youssef Takioullah busca en el US Yaiza volver a sonreir con el fútbol
LanzaroteDeportiva.com
La historia de Youssef Takioullah es una de esas historias donde un presidente mediático juega a ser secretario técnico, apuesta firmemente por un jugador sin tener en cuenta el daño que se le puede hacer al mismo.
Corría el año 2018, concretamente el mes de septiembre, cuando el presidente del Málaga CF, Abdoullah Al-Thani anunciaba a bombo y platillo el fichaje de Youssef Takioullah, un desconocido jugador para el mercado español, internacional marroquí sub21 y que bautizó en su presentación como “La Bomba”. El jugador costó al Málaga en torno a los 300 mil euros a un equipo de la Tercera División marroquí, el Mouloudia Dakhla, donde era un jugador bastante destacado. El mediático jeque catarí ponía al futbolista una presión que no se esperaba, a la que no estaba acostumbrado.
En ese momento las mirabas se centraban en el atacante de 21 años, que se limitaba a entrenar con el filial malagueño en busca de una oportunidad, mientras el presidente y su director deportivo, José Luis Pérez Caminero, entraban en discusiones sobre el dinero gastado por el club con las normativas de La Liga o con los entrenadores del filial por no contar con un jugador que él mismo había decidido traer, hasta el punto de publica en twitter un mensaje que ponía “¿Dónde está el talentoso jugador Youssef Takioullah?”
El jugador, mientras, seguía trabajando, intentando alejarse de todo el ruido mediático que genera el fútbol y generaba su presidente en cada una de sus salidas públicas, comportándose en el terreno de juego de manera profesional en cada uno de ellos entrenos. Esa oportunidad no llegó en la temporada 18/19, en la que no tuvo ficha en Segunda B con el filial malaguista porque no quedaba ninguna vacía.
En la 19/20 el club le hace ficha pero tarda en debutar. Es en el mes de octubre del 19 cuando lo hace, jugando poco menos de media hora ante el Melilla. Ya no volvió a entrar al terreno de juego, aunque él, entreno sí y entreno también, peleaba por un puesto en el equipo, sin protestar, con una actitud inmejorable y digna de un gran profesional. Las miradas parecían alejarse hasta que al concluir la temporada regresa a Marruecos y lo hace nuevamente al Mouloudia Dakhla donde, lejos de las miradas y de la expectación, volvió de nuevo a sentirse futbolista dentro del terreno de juego. Pero tenía una espina clavada, triunfar en España.
Al finalizar la temporada, motivos personales le trajeron hasta Lanzarote, aunque no fue hasta este jueves cuando empezó a entrenar. Pidió permiso al Unión Sur Yaiza para hacer una prueba y sopesar, en caso de que al equipo sureño le interesara, la posibilidad de quedarse en el club. Este jueves llegó, algo tímido, callado, con un pantalón recordando su paso por el Málaga, pero con ganas de agradar y con de demostrar su valía, esa que no pudo hacer anteriormente. Juan Antonio Machín contó con él desde el principio en los ejercicios y no se le veía desubicado. Mostró esa profesionalidad que siempre tuvo en la Costa del Sol, la que puso sobre el césped para ganarse el respeto y que le borraran el sambenito de haber llegado de la mano del presidente.
Hoy empezó de cero en España, lejos del ruido mediático, bajo el silencio de la Montaña de La Cinta, sudando y sonriendo, luchando y disfrutando, trabajando y contento de tener una nueva oportunidad. Una oportunidad para que en España se le conozca como Youssef Takioullah y dejar de ser “la bomba” de Al-Thani.